La historia de la escuela en Colombia ha sido lastrada con un pesado fardo que la presenta como disciplinaria en el erróneo sentido de castigos, encierro y autoritarismos anquilosantes. Por otro lado, en la escuela emergen actualmente problemáticas como violencia, medicalización, matoneo y falta de autoridad. Ambos fenómenos parecieran demostrar que la escuela nunca ha sido lo suficientemente libre y, por el contrario, requiere de mayores cuotas de libertad para responder a las necesidades de una sociedad democrática. El libro, a contrapelo de esta idea inicial, muestra que la escuela ha sido el dispositivo mediante el cual la Gubernamentalidad liberal construye la libertad necesaria para garantizar su propia vigencia y constante refinamiento: que los problemas de la escuela no son la consecuencia lógica de su aparente tradición autoritaria sino, por el contrario, efectos del proceso constante de producción de la libertad liberal por la vía de los métodos pedagógicos que la atraviesan.
Este es un libro en torno al papel de la libertad en la historia de la educación en Colombia: preocupación por el presente de la escuela que recurre a las condiciones de su constitución a través de cuatro métodos pedagógicos que se apropiaron desde 1821 hasta 1946: lancasteriano, pestalozziano, Pedagogía Católica y Escuela Activa. En estos métodos se ve la paulatina construcción de la libertad dentro de ciertas modulaciones y desplazamientos: por ejemplo, en las formas de los maestros ejercer la autoridad, en la aplicación de los castigos, en la creciente preocupación por los niños y la desvalorización paulatina de los maestros. Un libro como invitación para dejar de invertir energías en superar con vacuas invocaciones democráticas un supuesto pasado que anquilosa la escuela y la sociedad: se requiere, mejor, indagar por las formas histórico-pedagógicas de producción de la libertad liberal porque, quizás, esta libertad es el sustrato profundo de las más graves problemáticas de la escuela y de la educación del presente.