Bartleby: Preferiría no. Lo bio-político, lo post-humano, reúne a Gregorio Kaminsky, Jorge Lovisolo, Mónica B. Cragnolini, Patricia Digilio, Alejandro Kaufman, Diego Tatián, Juan Besse y Marcelo Percía, en torno a la pregunta por la declinación o el naufragio de lo humano. Es Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, el personaje que acomuna, de alguna manera, estos escritos. Los reúne al modo de la alusión, de la referencia, de la elusión, o del silencio. Bartleby (el enunciador del extraño “Preferiría no”) pone en jaque la idea de lo humano como consecución de un fin y puesta en obra de la potencia (de querer, de actuar), hace evidente e principio de ruina que habita toda postulación del valor de un cierto modo de ser de lo humano, aquel predicado por los humanismos.
¿Por qué reunir a Bartleby, la biopolítica y lo posthumano? Que lo viviente sea objeto de la política, que lo viviente se transforme y trastorne en el ámbito de las biotecnologías, que lo viviente se convierta en “material disponible” (más disponible que nunca) del hommbre: he allí lo que ya no asombra a nadie. Ante esa falta de asombro, tal vez Bartleby represente el naufragio de un modo de concebir al existente humano, naufragio que señala un entretiempo en el que se torna necesario pensar en la alianza entre los biopoderes y los tánatopoderes en la que estamos existendo (aunque preferiríamos no hacerlo).