Entre fines del siglo XIX y principios del XX se produjeron en la Argentina una serie de mutaciones en la forma de pensar la relación trabajo asalariado / salud : intelectuales, emprendedores, políticos, usinas de documentación, se abocaron afanosamente a investigar las causas de las enfermedades laborales, a producir razones científicas que justificaran la regulación del trabajo y calcular intervenciones que, sin afectar la acumulación capitalista, aseguraran la conservación y maximización de las fuerzas vitales de los trabajadores. Alejandro Unsain, Juan Bialet Massé, Augusto Bunge, Ernesto Quesada, entre otros, montaron una trama conceptual disponible para inscribir las prácticas patronales de aseguramiento espontáneo en el derecho y en las instituciones del Estado y esculpir nuevas prácticas de reparación de las contingencias laborales. De la confluencia entre esas líneas de problematización y las mejores intenciones de la elite liberal para remedar las deficiencias del laissez faire surgiría, en 1915, la primera Ley de Accidentes y Enfermedades del Trabajo, expresión de la biopolítica de la población asalariada que este libro procura indagar.