Este es un ejercicio de teología política, que explora la violencia de género centrándose en los derechos. La titularidad es un término ampliamente utilizado, que generalmente no está teorizado. Entonces, Ogden usa el concepto de dispositivo de Foucault como una forma de leer las complejidades de la violencia familiar y militar. El derecho se interpreta entonces como un patrón de género predominantemente masculino, que predispone a los sujetos al control coercitivo y la violencia.
En varios entornos, los perpetradores sienten que su identidad está amenazada. Específicamente, la amenaza de perder el estado o recuperar el estado perdido se vuelve primordial. El derecho es entonces un catalizador y una garantía para el control coercitivo y la violencia. Hay otros factores (p. Ej., Apego inseguro), pero el derecho tiene una función galvanizadora. Es una expresión de pensamiento propietario, objetivando a los demás, lo cual es evidente en el uso persistente de pronombres posesivos en primera persona (por ejemplo, mi casa, mi llamada).
Sin embargo, el éxito terapéutico con los perpetradores de violencia es generalmente parcial y de corto plazo. Entonces, Ogden centra su atención en el cambio cultural, reflexionando sobre la llamada política del hombre fuerte, donde las racionalidades políticas fomentan el pensamiento propietario y los patrones de género de derechos. Posteriormente, se requiere una teología política para generar contra-discursos y prácticas. Esta es la teología como resistencia. Foucault es el principal interlocutor, pero el libro también llama a Étienne Balibar, Judith Butler, Lynne Huffer, Bonnie Mann y Mark C Taylor.